diciembre 17, 2012

Desaprender el modelo arcaico de educación


La Educación actual empieza a verse desde hace un buen tiempo vieja, agotada y anacrónica, reticente al cambio y a las necesidades sociales. Llevamos más de 500 años con el modelo educativo industrial y liberal, olvidando que las eras cambian y que dicha educación fue concebida como una necesidad de aquellos tiempos, donde la revolución socio-económica se vio marcada por el fin de una era agrícola y el inicio de una era industrial.

Ahora, cuando vemos que las crisis sociales se acrecientan y las condiciones humanas no son las mismas, se empieza a indagar y buscar responsables en el gobierno, como principal actor, en la sociedad y en el modelo económico. Sin embargo, en la búsqueda de espiar culpas, hemos dejado de lado el gran papel que juega la educación en el desarrollo de una sociedad y en general, de un país.

En la llamada era industrial, que implicó un cambio trascendental en la forma de producción y consumo de bienes respecto del modelo feudalista, la manufactura demandaba de las universidades la formación de una fuerza de trabajo que estuviera a tono con las exigencias del creciente sector de la producción en masa, de modo que, dicha fuerza de trabajo encajara dentro del engranaje de la fábrica, y actuase ésta como una extensión de la maquina. 

Eran buenos tiempos, épocas de abundancia y de seguridad, en la cual, hacerse de un empleo en una empresa o compañía, aseguraba un futuro distante con una atractiva asignación salarial y un promisorio retiro. La experiencia que daba la empresa era gratamente apreciada por otras similares, la edad no era un prejuicio, y un título profesional representaba un buen estatus dentro del círculo social.

Con el fin de la era industrial y el inicio de la que ha sido denominada, la era informática, a la que asistimos en la actualidad, el panorama pinta diferente.
Las nuevas Tecnologías Informativas y de la Comunicación  han revolucionado todo nuestro entorno y ese contexto en el cual plácidamente nos desenvolvíamos, nos ha obligado a salir de la zona de confort en la que estábamos. Despertar hacia nuevos cambios en la realidad en la que habitamos. La educación como fuente principal del conocimiento, ha adquirido un nuevo sentido y empieza a buscar la necesidad de evolucionar y trascender, pero como siempre, guarda un mismo propósito, servir de plataforma de desarrollo para quienes históricamente han sido excluidos del progreso. 

Pese al cambio, las instituciones educativas generadas desde el gobierno, siguen respondiendo a esos modelos y procesos industriales, inermes a las nuevas necesidades, se requiere que la juventud empiece a visualizar la era de la información como el futuro del cambio, en el marco de condiciones de desigualdad, desempleo, agudización de la pobreza y también de la riqueza, violencia, etc.  Como lo dijo en su tiempo la Comisión de Sabios, reunida por el Gobierno Colombiano en 1991“necesitamos educación, pero no cualquier educación, sino una educación inconforme y reflexiva, que forme integralmente al ser, una educación de la cuna hasta la tumba, donde no se de cómo producto terminado a un joven una vez egrese de la universidad, ya que el conocimiento es eterno y esta era lo representa como tal.”

Y para ello, hay que partir de construir un modelo educativo inclusivo, abandonar el que podríamos llamar, el sistema educativo industrial, o si se quiere capitalista o neoliberal, o de lo contrario, habrá de esperarse indefectiblemente el recrudecimiento de la crisis social.    

Un modelo educativo así concebido para engendrar empleados, asalariados, fuerza de trabajo deshumanizada, tal como si se tratase de crear ovejas dentro de un rebaño, nos ha acostumbrado a seguir las corrientes de pensamiento establecido por los diferentes parámetros de la sociedad de consumo y de la moda.

Esto es así, que las cifras lo respaldan, de acuerdo con un estudio publicado por el periódico El Tiempo el modelo tradicional sigue formando profesionales para el empleo, al analizar a los profesionales egresados, podemos decir que el 14,1% estaba trabajando en la informalidad durante el último trimestre de 2010 mientras que en el mismo período del año 2011, la cifra aumentó a 15,3%. Entre diciembre de 2009 y febrero de 2010 aumentó en 100.000 personas la cantidad de trabajadores con educación superior en la informalidad , cifra que se ha incrementado considerablemente para el 2012.

Frente a la cuestión de un modelo educativo arcaico en relación con el problema de la informalidad laboral, se ha hablado de mejorar los estándares en educación, no obstante, es una solución que según Guazmayan en el Paradigma de la Educación Virtual, corresponde a una época histórica diferente, esto es, a en la cultura intelectual de la ilustración y en las circunstancias económicas e la revolución industrial.

En el mes de octubre de este año, el Ministerio de Educación publicó un informe revelado por el diario El Tiempo, de cuyas cifras hay que decir, parecen no pertenecer a este país, desde luego, la alegría de dichas cifras provocó una avalancha de comentarios en las diferentes redes sociales y cientos de burlas, según dicho informe “el 81.5% de los recién graduados tienen un trabajo formal y ganan en promedio $1.811.980”. La realidad nos dicta otro panorama, en efecto, un egresado no alcanza a ganar 1.3 millones de pesos mensuales, con contratos que no superan los tres meses y en los cuales se exige tener menos de 30 años para poder laborar.

Hechos como estos evidencian el afán por rescatar una labor que a decir verdad no ha sido nada satisfactoria a nivel de educación en este gobierno, con un fallido intento de modificación a la ley 30 y cantidades de pasos en falso, dan cuenta de la necesidad de un cambio notable en la educación de la Región y del País.

Tendrá que buscarse un desaprendizaje del viejo modelo y el reaprendizaje de un nuevo sentido de educación; enseñar a desaprender para formar en un nuevo paradigma educativo que llene totalmente los vacíos de una época pasada y esté en la vanguardia de una nueva era de información y conocimiento, donde el punto fundamental sea abandonar la idea de la transformación del conocimiento en beneficio de la productividad, por una educación tendiente a la equidad y al desarrollo sociales.

Por: @PipeVallejo 

 
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